Gente que nos lee

miércoles, 29 de junio de 2011

¿Falsedad? No, gracias. (Por Nadia)

Esa sensación que te comprime el pecho cuando te sientes sola, entre el gentío.
Esa sensación de no importarle a nadie más que a tu propio reflejo.
Esa sensación de vacío cuando ves que el mundo ni siquiera sabe cómo te llamas.
Esa sensación se llama dolor, soledad.Y yo la siento, y odio tenerla todo el día encima. Porque ves que la gente que un día fue algo en tu vida y ocupó tu corazón ahora no es más que un recuerdo borroso.
Un recuerdo que intentas recordar exactamente tal y como era, pero que es imposible hacerlo, porque todo ha cambiado. Tú sigues siendo tú, pero la gente ya no es la misma. Ha cambiado.
Todo ha cambiado, y casi sin quererlo y sin darte cuenta, empiezas a odiarla.
Todo te parece demasiado falso e irreal para seguir jugando en su mismo juego.
Te has cansado de seguirle la corriente a esa persona que un día lo fue todo para tí. Te has hartado de darlo todo por ella y no recibir nada a cambio.
Te hace daño pensar que te estás distanciando de ella de la noche a la mañana. Porque ya no compartís clase. Porque ya no compartís gustos u opiniones.
Porque ya no compartís el sentimiento que no hace tanto tiempo os unió de manera exagerada.
Y te horroriza pensar que todo haya acabado. Que los juramentos que hiciste con ella se hayan roto tan fácilmente cuando pensábais que jamás se separarían.
Pero tú no puedes hacer nada, tan sólo seguir yendo donde ella va, seguir hablando de lo que hable ella y sonreír cuando ella lo hace, aunque no tengas ningunas ganas.
Porque sabes que todo lo que te rodea es falso y no tiene sentido.
Y en vez de negarte y plantar cara, te escondes bajo la máscara de la falsedad, y te limitas a seguir jugando. Siempre te limitas a seguir jugando en su propio juego, sabiendo que no saldrás nunca. Sabiendo que es mucho más fácil decir las cosas a la cara.
 
 
<<Has cambiado>>
Tan sólo un <<Has cambiado>> sirve para destruir toda una relación que estableciste con ella. Con tu amiga.
Porque jamás entenderá que lo ha hecho, siempre se dedicará a ponerte mala cara y a negarlo completamente.
Jamás intentará ir más allá, e intentar arreglar lo que ha provocado que vuestra relación de amistad se transforme radicalmente.
Lo peor es que tú te limitarás a estar en silencio durante algunas semanas cuando ella esté delante; a mirarla de reojo, cabizbaja.
Y, cuando pase algún tiempo, harás como si nada hubiese sucedido y volverás a estar metida en una falsedad que te cubre de pies a cabeza, sonriendo cuando no quieres hacerlo, hablando tranquilamente con ella cuando no tienes ganas.
En realidad, no es falsedad lo que te está destrozando por dentro. Es el miedo. El miedo a perder a esa persona para siempre, porque aunque estés molesto con ella, sabes que será difícil vivir sin su compañía. No quieres romper los lazos tan fuertes que un día os unieron.
Y todo por un chico, por la distancia o por el paso del tiempo.
Pero tú, nada. Tú sonreirás.
Como lo hice yo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario