Gente que nos lee

sábado, 30 de julio de 2011

Canciones para recordar... (Por Raúl)

Hace ya un tiempo, escribí sobre un tema que me parece de lo más interesante posible. La música. Esa gran desconocida para algunos, pero que sin ella no podrían vivir. Esa parte de nuestra vida que necesitamos cuando nos invaden todo tipo de sensaciones, ya sean de amor, tanto de alegría como de odio. Porque para que nos vamos a engañar, a todo el mundo le gusta escuchar música, el lugar y  el momento no importan, lo importante es que esas sinfonías se adentren en nuestros oídos y el cerebro capte el sentimiento que el cantante nos quiere meter en la cabeza.
Pero el tema de lo que hablaré hoy no habla simplemente de la música. También lo hace de los sentimientos que esa desprende. De aquellas cosas que la música nos puede cambiar. Un pensamiento. Sólo uno. Es capaz de levantarte el ánimo cuando nuestra moral está por los suelos. ¿Acaso una buena banda sonora no es capaz de mejorar una película?¿Tenía razón Guardiola cuando ponía la famosa canción de Coldplay a sus pupilos en el vestuario justo antes de empezar un partido para motivar a los suyos?¿Y qué me decís de cuando estáis sentados frente al ordenador aburridos, tristes o dormidos?¿No os anima escuchar esa musiquilla que, aunque la hayáis escuchado mil veces, no os cansáis de oír y que es capaz de cambiar de forma radical vuestro pensamiento sobre algo?
No me respondáis que no. Ya sea una canción de pop, de rockandroll, una balada, un pasodoble, una bachata, da igual.
Y es que hay veces las relacionamos con algunas personas de nuestras vidas que más queremos. Esa canción que tanto nos hace pensar en la chica o el chico que nos gusta o amamos pero que no lo sabe y nuestra mente grita "díselo de una vez, no tengas miedo", aquella que nos recuerda aquél ser querido que se nos fue hace un tiempo pero que no conseguimos quitárnoslo de la cabeza, esa que escuchamos en este el momento preciso de nuestro primer beso, y nos hace cavilar sobre la primera novia o novio, lo que fuese. Sentirnos nosotros mismos. Sentirnos humanos. En eso se tienen que basar nuestros pensamientos. Nunca podemos perder la humanidad que nos caracteriza como personas. Quizás en la música  esté lo que necesitamos para sentirnos eso mismo, personas que lo único que quieren es ser felices y vivir a tope sus vidas, sin que nadie les tengan que decir que es lo que deben y lo que no hacer en cada momento de su existencia.
Cada uno es libre de elegir que le guste o no ésta o aquélla música, porque para gustos los colores. Pero en, en realidad, el que elige qué canciones nos recuerdan a esas personas que tanto amamos y queremos en nuestras vidas, que tanto deseamos que nunca nos dejen o abandonen, quién elige eso, es ese pequeño individuo que controla nuestros sentimientos. Ése individuo que nos hace sentir personas. Ése individuo tan pequeño pero que nos gana en grandeza a todas las personas juntas. Ése, amigos míos, ése individuo se llama corazón. Aunque algunos lo quieran negar. Todos, y cuando digo todos es TODOS, hemos sentido en nuestra vida esos impulsos que nos llevan a pensar.
ÉL elige cuando una canción será la encargada de transmitirnos ese pensamiento que nos lleve a esos humanos, esos que tanto queremos... él será el encargado de que una canción nos haga sentir culpables de una acción que nunca quisimos realizar, en la que la fortuna no nos quiso acompañar.... él será el culpable de él mismo se encoja cuándo una sinfonía nos recuerde a ese fallecido que no queremos abandonar.... él será el cargado de que no olvidemos a esas personas que un día estuvieron con nosotros, pero que la distancia o el tiempo no han querido que ahora lo estén junto a nosotros...
Él, sin duda alguna, mientras suena esa canción, será el encargado de que esas personas no caigan en el olvido...

viernes, 29 de julio de 2011

Crítica a "Los juegos del hambre" de Suzanne Collins. (Por Nadia)

" Un pasado de guerras ha dejado los 12 distritos que dividen Panem bajo el poder tiránico del Capitolio. Sin libertad y en la pobreza, nadie puede salir de los límites de su distrito. Sólo una chica de 16 años, Katniss Everdeen, osa desafiar las normas para conseguir comida.

Sus principios se pondrán a prueba con "Los juegos del hambre", espectáculo televisado que el Capitolio organiza para humillar a la población. Cada año, dos representantes de cada distrito serán obligados a subsistir en un medio hostil y a luchar a muerte entre ellos hasta que quede un solo superviviente.

Cuando su hermana pequeña es elegida para participar, Katniss no duda en ocupar su lugar, decidida a demostrar con su actitud firme y decidida, que aún en las situaciones más desesperadas hay lugar para el amor y el respeto "
 


"Los juegos del hambre" es el primer libro de la mágica trilogía creada por Suzanne Collins, autora de otras obras como, por ejemplo, la serie GREGOR.
Esta escritora ha sido capaz de crear a un personaje protagonista increíblemente valiente, Katniss Everdeen, dejándola recorrer y progresar en las peligrosas y lúgubres calles de los 12 distritos. En realidad, es en el distrito 12 donde Katniss aprenderá a valorar las pocas cosas a las que ella y su familia pueden tener acceso. Será en ese lugar donde conozca a su mejor amigo, Gale; donde pierda a su padre; donde empiece a proteger a su hermana por encima de cualquier cosa. Llegará hasta el punto de verse obligada a tomar la peor decisión de su vida: Presentarse a los juegos del hambre por Prim, su hermana pequeña.
Los juegos del hambre son matanzas que se producen una vez al año, organizadas por el Capitolio.
¿El motivo? Una vez, los doce Distritos que dividen Panem provocaron una serie de levantamientos, lo cual hizo que lucharan para derribar al Capitolio, que los gobernaba tiránicamente como habían hecho siempre. Pero la revolución no sale como los humildes ciudadanos esperan, y el Capitolio mantiene su poder, haciéndose notar esta vez mucho más que antes. Y los habitantes del Capitolio deciden organizar "Los juegos del hambre", para recordar quién manda, y quién tiene y tendrá el poder por siempre.
Un chico y una chica de cada distrito saldrá elegido por sorteo y enviada al escenario de los juegos. El escenario puede estar rodeado de desiertos, glaciares, agua...El contexto no importa, lo que importa es salir vivo.
Para salir con vida sólo hay una condición: Deberás matar a todos los demás. Sólo puede ganar uno; sólo puede vivir uno.
Para Katniss, el golpe más duro es participar en los juegos con Peeta, el chico elegido de su mismo Distrito, pues él le ayudó cuando ella más le necesitaba. Y ésta nos demuestra que, aunque vivamos situaciones complicadas y difíciles, como la de tener que matar a la persona que intentas mantener con vida, siempre hay un lugar para el amor.
Esta novela nos enganchará desde la primera página hasta la última, pues todos los capítulos te dejan con ganas de más.
La manera de Suzanne a la hora de escribir es maravillosa. La historia está redactada en presente, por Katniss, y cuenta todo lo que le pasa, todo lo que siente, todo lo que ve y todos sus pensamientos. Lo cuenta con una barbaridad de detalles, y realmente te llegas a meter en su piel. Sientes el dolor que ella vive, eres consciente de sus alegrías y temores. Su interés por dar lo que no tiene a quien más lo necesita te conmueve de una manera indescriptible.
Un libro que, sin duda, no te dejará indiferente.
 
 
 
¿Queréis saber cómo acaba? Yo no puedo decir nada, pero lo único que puedo aconsejaros es compraos el libro, pedírselo a un amigo o cercano, o descargaoslo por internet, porque merece la pena. Recordad que también están la segunda y tercera parte: "En llamas" y "Sinsajo".

Posdata: Sólo vale soñar.

miércoles, 27 de julio de 2011

Escribir es saber amar. (Por Nadia)

Llego cansada a casa, harta de la rutina que me toca seguir día a día, y sé exactamente qué es lo que me hace falta. Tan sólo necesito encontrar el bolígrafo negro que utilizo siempre. Seguidamente cojo una hoja cualquiera y empiezo a escribir, dejando que fluya la imaginación. Escribo sobre cualquier cosa, sobre cualquier sentimiento que se me cruce por la cabeza. Y si nada invade mis pensamientos, me invento una nueva historia. Un nuevo texto que nadie ha sido capaz de crear antes que yo. Y poco a poco el olor a tinta va envolviendo toda mi habitación, y lo inhalo con rapidez con miedo a que desaparezca antes de olfatearlo un poco. Pero no se va, me acompaña durante todo el tiempo que permanezco escribiendo.

Todo lo que antes me preocupaba, ahora se ha quedado apartado en un rincón, del que no regresará hasta que la punta de mi bolígrafo se separe definitivamente del papel. Entonces sé que escribir es mucho más que plasmar una idea o un pensamiento en una hoja.
Todas esas personas que se expresan mejor sobre una hoja de papel, deberían entender que escribir es algo verdaderamente profundo.
Porque para mí, escribir no es garabatear una libreta, es llegar a casa y expresar todo lo que soy incapaz de decir en voz alta, delante de la gente. Es saber explicar lo que nadie podría lograr a entender. Es poder crear historias irreales sin que nadie te mire por encima del hombro; es más, es poder hacerlo para que la gente te mire con admiración.



Yo, como muchísimas personas más, me creé un blog con la esperanza de que alguien lo encontrara y me ayudara a seguir hacia delante por el gran mundo de la escritura. Conozco a muchísima gente que escribe, personas que lo hacen estupendamente bien y que se esfuerzan muchísimo por poder optar a una oportunidad, a un hueco en ese gran universo. Ánimo a todos aquellos que soñáis con entrar, con triunfar, con que vuestros escritos sean leídos y apreciados por millones de personas. Es duro ver que alguien triunfa muchísimo más que nosotros, pero no por ello lo hacemos peor. Simplemente hay gente que encaja completamente, y gente que también lo hace pero de otra manera, y son ésos los que tienen que seguir luchando, tienen que seguir hacia delante sin pensar en nada más. No hay que fijarse en el éxito de otro, hay que fijarse en el trabajo y esfuerzo de uno mismo.
 

Y un día, cuando menos lo esperemos, se nos cruzará por el camino esa pequeña fortuna que tanto deseamos, llamada oportunidad.

Postada: Sólo vale soñar.

martes, 26 de julio de 2011

Crítica a Memorias de Idhún (Por Raúl)

Bueno,para los amantes de la lectura, hoy haré una crítica sobre un libro. Más bien sobre tres. Tres libros que conforman una trilogía fantástica creada por Laura Gallego, una escritora valenciana nacida en Quart de Poblet en 1977 (por lo que tiene 33 años). Entre otro libros ha escrito Las crónicas de la torre, que os animo a que la leais; Finis Mundi; Las hijas de Tara; La leyenda del rey Herrante y muchos más. Pero os hablaré de Memorias de Idhún, seguramente la trilogía por la que la ha hecho famosa en todo el mundo.
Empezaré diciendo que estos tres libros son de mis favoritos, por argumento, por enganche y por ser así de buenos.
Memorias de Idhún está conformada por tres tomos: La Resitencia, Tríada y Panteón. Narra la historia de tres personajes, Jack, Victoria y Kirtash, que deben salvar a Idhún de magia negra. Éstos tres jóvenes deberán emprender camino de Idhún, una tierra fantástica donde hubo un tiempo en que los que dragones, unicornios y serpientes convivían en paz. Con la ayuda de misteriosos personajes secundarios, como Alsan y Shail, tendrán como objetivo cambiar el destino de Idhún, y entablar una lucha con Asran, El nigromante.
Memorias de Idhún representa un icono en nuestra literatura fantástica, donde Laura Gallego nos demuestra que está al nivel de otras novelas de este tipo, como Harry Potter o El señor de los anillos.
Con un entramado, personajes argumento e historia difíciles de superar, se convierte en una de las novelas de referncia en nuestro país, y en todo el mundo, pues ha sido traducido a más de 30 idiomas.
En una opinión personal, querría decir que los tres libros me encantaron cuando me los leí. Me enganché tanto que en tres meses fui capaz de leerme los tres. Yendo libro por libro, al que más aprecio cogí fue al primero. En este primer libro vas conociendo a los personajes, empiezas a comprender cuál es la historia de Idhún, un lugar mítico, donde la magia dejó de correr hace mucho tiempo con la extinción de los unicornios. Pero lo que de verdad hace que te tires a por el libro es comienzo, donde en las primeras páginas ya se deja entrever la acción que ocurrirá. Este libro es el que más me gusta de la trilogía.
Conforme al segundo libro, éste es un poco más largo que el anterior respecto al número de páginas, pero no así pierde calidad. Bien he de decir que complicado es superar la calidad del primero, pero no se queda corto. Ya en Idhún nuestros personajes se familiarizarán con el mundo, y Laura Gallego nos irá adentrando poco a poco en Idhún. El final del libro da un vuelco que nadie se espera y que hace que pidas el tercer y último libro.
El tercer libro y el más largo (casi mil páginas), nos descubre el final de la historia (que para mí podría haber sido un poco mejor, la verdad). En este último tomo, nuestros compañeros deberán hacer frente a una guerra contra la magia negra, contra Asran, El nigromante. Este libro nos lleva por todo Idhún y también refleja el poder de los 6 dioses. Respecto a la calidad, también pierde un poco, pero se queda al nivel de los anteriores.
Para terminar diré que Memorias de Idhún, junto con El señor de los anillos, es una de las trilogías mejor escritas de la fantasía. Al igual que se hizo con el mundo de la tierra media, se ha propuesto una película para grabar, pero debido al rechazo de la autora, no se consiguió hacer.
Bueno, que os animo a que la leáis y me contéis. Yo seguiré admirando estos tres libros, e iré en busca de muchos más para hacer de la lectura un mundo en el que perderse y ser felices...

posdata: si queréis saber más de esta trilogía aquí os dejo el enlace http://www.memoriasdeidhun.com/triada/idhun.htm

lunes, 25 de julio de 2011

¿Planes de futuro? No hoy. (Por Nadia)

-Tengo pensado irme a vivir a Andalucía con Marcos, porque nuestra relación va muy bien encaminada y estoy segura de que esto es para siempre. Me gustaría tener dos niños, Leyre y Angel. Seré doctora, y viajaré muchísimo junto a mi novio. Él será abogado, y tendremos una casa grandísima en Andalucía, ya te lo he dicho. Mis amigas serán igual de simpáticas y bromistas que yo, no me pienso juntar con nadie que sea desagradable. Tendré dinero, porque entre lo que gane Marcos y mi sueldo, viviremos maravillosamente.

Guardé silencio y bajé la vista. No quería mirarle a los ojos. No quería que encontrara los míos y leyera en ellos lo que mis labios eran incapaces de decirle.

Ella notó que a mí me sucedía algo, y me preguntó:

-¿Y tú, qué tienes planeado hacer en un futuro?

Solté una risa apenas audible, y contesté a regañadientes.

-Nada, absolutamente nada. Al menos, no voy a decidirlo ahora- tragué aire, y seguí mi charla- ¿Vas a vivir en Andalucía?
-¿Por qué no tendría que hacerlo? Me encanta Andalucía.
-No digo lo contrario, simplemente las cosas podrían cambiar y tendrías que quedarte en este pueblo para siempre.

Ella negó con la cabeza y yo le sonreí.

-¿Vas a vivir con Marcos? Tenéis quince años y estáis muy enamorados, pero la cosa podría cambiar mañana, incluso esta tarde. Podría llamarte y decir que no te quiere tanto como creía, que está enamorado de otra chica. Podrías hacerlo tú, podrías acabar con vuestra relación porque sientes que ya nada es lo mismo, que habéis caido en la rutina. Puede que duréis eternamente, y puede que no.- La miré a los ojos, y supe que no me dedicaría ni una mísera palabra-. Lo de ser doctora está genial, sabes que te apoyo pero, ¿y si no te da la nota o decides estudiar otra cosa? ¿y si tu pareja no es abogado? ¿y si la casa no es tan grande como habías deseado? No quiero desanimarte, me parece genial que quieras todo eso, porque te lo mereces. Pero pintar castillos en el aire no es rentable.

Me miró a los ojos y sonrió, y sentí que se lo había pensado un poco mejor.
 
 
 
 
 Algunas personas tendrán su futuro estructurado, creado y perfeccionado. No es que me parezca mal, lo encuentro algo bonito pues decidir cada paso que tomaréis en un futuro no es algo negativo. Lo único que trae consecuencias son las decepciones. La gran decepción de que algo no vaya conforme queríamos. Que una relación acabe cuando creíamos que era irrompible. Que estudiar una carrera no salga del todo bien. Que el lugar en el que queremos pasar todos los días de nuestra vida no sea el adecuado para nosotros.
Yo os animo, os animo a que penséis qué queréis en un futuro. Os animo a diseñar un poco por encima lo que será vuestra futura vida. Os animo a soñar, eso sí, siempre con pie en la tierra por si acaso el otro pie fallara.

Posdata: Sólo vale soñar.

sábado, 23 de julio de 2011

No nos damos cuenta de lo que tenemos hasta que lo perdemos (Por Raúl)

Porque es una realidad. Para que hablar más. Esta frase que se ha dicho tantas y tantas veces y que siempre es la que más verdad posee muestra la cruda realidad, aunque cueste decirlo.
Porque hay veces en las que uno no hace caso de lo que tiene, de las personas con las que está y eso se paga más tarde cuando te das cuenta que sin ese objeto tan especial para ti, sin la compañía de las personas que uno quería pero que no se daba cuenta de que estaban a su alrededor es difícil vivir.
Uno siempre está pendiente de las personas que más quiere. pero no está pendiente de aquellas que sienten que tienen algo ligado a él o a ella. Pero luego estas personas se van. Y ahí es cuando caemos en que no sabemos casi nada de esa persona, comprendemos que esa persona podría ser algo más en nuestra vida si nos hubiésemos dado cuenta antes. Pero ya es tarde.
Luego están los amigos, familiares, noviazgos, conocidos. Éstos son con los que mejor pasamos nuestros ratos libres, yendo de aquí para allá, riendo, llorando, como sea. Recordamos aquellos momentos en los que nuestros sentimientos salieron a flote y notamos que esas personas eran algo especial para nosotros, eran un capítulo más de nuestras vidas.
Pero ese tiempo pasa deprisa y no da tregua. Cuando uno se quiere dar cuenta es demasiado tarde y está muy lejos de esas personas con las que has vivido los momentos más emotivos que recuerdas y que no quieres que acaben.
Esa gente ya no está y sientes un vacío en tu interior. Ahora comprendes que eran un hilo de ti. Te falta. Lo peor de todo es que ya no lo puedes recuperar.
Toca pasar malos momentos. Pero no sabes que será un tiempo porque más tarde volverás a conocer más personas que serán importantes en tu vida, y de las que pides con toda tu alma que no se marchen como ocurrió anteriormente.
Ya sabes lo que tienes que hacer.
Aprovecha y vive como mejor puedas aquellos momentos con aquellas personas importantes porque no durarán para toda la vida.

jueves, 21 de julio de 2011

Eres el dueño de tu destino (Por Raúl)

Una simple decisión puede ser la causante de un gran problema o la mayor de las alegrías. Pensar sobre ello. Cuando tenéis un examen por ejemplo. Decidir sobre que respuesta contesta a una determinada pregunta. ¿Es ésta, o es aquella? Esa contestación puede darte un aprobado, o no llegar a hacerlo. O, por ejemplo, la decisión de tirar el último penalti de la tanda que puede darte la victoria en la final de la copa del mundo del balompié, delante de millones de personas de tu país, que confían en ti; saber a que lado lo lanzarás, estar seguro de ti mismo que serás capaz de introducirlo en la portería. ¿Tomarás o no la decisión adecuada?¿O te decantarás por la otra?
Pero lo más importante es que la decisión es tuya. Sólo tuya. Nadie puede decirte que hacer y cómo hacerlo. Tú debes hacerlo. Eres el único capaz de tomar la decisión de que tu destino tome un camino u otro. Sólo tú eres capaz de cambiar aquellas cosas con las que no estás de acuerdo. Debes tomar la decisión adecuada.
Y es que la toma de decisiones es una de las cosas que cambian tu futuro, que son capaces de hacerlo. Si eliges esto o eliges lo otro, no importa, lo importante es que lo medites bien antes de hacerlo. Porque sí. Hay algunas decisiones en las que parase y pensar cual puede ser la mejor respuesta a esa cuestión.
Pero hay otras en las que no debes pensar. Debes actuar rápido y de la mejor manera. En esas decisiones es cuando se ve la verdadera naturaleza de las personas.
Con todo esto, sólo me queda decir que estoy pensando como atajar una de las decisiones más importantes de mi vida. ¿Vosotros también?¿Elegiréia la decisión adecuada?
Recuerda. Eres el dueño de tu destino.

martes, 19 de julio de 2011

Aprender a vivir sin una persona especial (Por Raúl)

Una persona especial....
Una persona que ha cambiado vuestra vida....
Una persona que queréis....
¿Nunca habéis sentido ese vacío ahí dentro cuando nos deja una persona especial en nuestra vida, cuando se va lejos de nosotros, que sabemos que nunca más la volveremos a ver?¿Ese vacío esos primeros días en los que esa persona se ha dio?
A mí sí, desde luego. Cuando perdí a mi abuelo sentía la necesidad de hablar con alguien, de no sentirme solo, de tener la mente ocupada en otra cosa que no fuese pensar en él. No era una experiencia nueva en mí ya que al terminar un campamento alucinante, me tuve que despedir de todas las personas que conocí hacía apenas 13 días y conviví. Esa despedida fue también muy dura. Las lágrimas no paraban de aflorar en mi rostro mientras me despedía de las personas que seguramente volvería a ver muy poco después de esas dos semanas. En el viaje de vuelta llevé a un amigo que también se había venido al campamento. No tuvimos el valor de abrir la boca para pronunciar una sola frase durante el trayecto Sentíamos que nos faltaba algo. Sentíamos aquella sensación que tienes cuando dejas algo increíble, espeluznante, que sabes que no volverás a repetir atrás y quieres recuperarlo. Sientes esos momentos de melancolía, que duran un día, una semana, un mes, incluso años, pero que no puedes hacer nada para pararlos. Sólo con el tiempo se consiguen remediar.
Ésto es algo de que la vida nos da, que tenemos que vivir todos, tarde o temprano. Hay que resignarse a ello. Hay que cavilar sobre los momentos que pasaremos recordando aquellos días con esa persona o personas especiales que tanto nos hicieron reír, llorar, pasar miedo, divertirte. Darás marcha atrás en el tiempo y los momentos mágicos aparecerán en tu mente como por arte de magia. Entonces esa sonrisilla y esos ojos lagrimosos se harán notar en tu rostro.
¿Qué podemos hacer ante ésto?
Lo más fácil es pasar de todo y matar tus penas de formas poco éticas.
Pero hay que aprender a vivir sin personas especiales en nuestras vidas. Hay que acostumbrarse a no tener su presencia. Hay que intentar no pensar en ellas y hablar con alguien o hacer siempre algo para evitar estos pensamientos. Porque lo más normal después de esa pérdida de un familiar, de una migo o de una persona que sabes que no volverás a ver en tu vida es recordarla. Y sí. Hay que hacerlo. Pero no en días posteriores porque sería caer un poco más adentro de ese vacío que se forma. Intentar estar distraído es la mejor forma de olvidar una pérdida. Cuando haya pasado un tiempo y la ese vacío se llene, será el momento ideal para recordar aquellos momentos.
En conclusión. Ante la pérdida de una persona especial en tu vida y los sentimientos de tristeza que fluyan a raíz de ello, lo mejor será estar distraídos, con la mente en otro sitio. Conseguiremos que no salten esas lágrimas, esa sonrisa hacia abajo y síntomas de los llantos.
Cuando todo esto no ocurra al pensar en ese ser humano, habremos aprendido a vivir sin una persona especial en nuestra vida.

domingo, 17 de julio de 2011

Esperanza desvanecida (Por Raúl)

Quizás una de las cosas que peor me gusten de esta vida sea perder la esperanza.
Esa situación en la que uno piensa que el reto ya no es posible, que la incapacidad por hacer o realizar un cosa se desvanece por momentos y que la circunstancia por la que se lucha está perdida.
Hay gente que cree que la esperanza es lo último que se pierde, que mientras haya vida hay esperanza, pero hemos de remontarnos a la realidad, decirle a esa gente tan optimista que no pueden estar con el mismo guión eternamente, que algún día se llevarán un desencuentro.
Pero no podemos obligarles a hacer aquello que no quieran.
Cada uno es dueño de su destino y decide qué hacer, cómo y donde según él o ella vea conveniente. Tienen todo el derecho del mundo, al igual que lo tenemos tú y yo, a pensar que es posible, a creer.
Según algunos esa es la forma de ganar. Y llevan un poco de razón, ya que en algunos casos, estar seguros de conseguir esa meta nos puede llevar a conseguirla. Aunque sea un poco complicado y desvaratado, pero si ponemos toda la fe del mundo y empeñamos nuestro esfuerzo en construir aquellos por lo que luchamos, dicen estas personas, se conseguirás las cosas más difíciles que podamos imaginar.
Por otro bando están los menos optimistas, aquellas personas más pesimistas que piensan que todo les va a salir mal, que la suerte nunca les estará de su lado. Éstos cavilan sobre un futuro incierto, en el que nunca obtendrán aquello que sueñan ni conseguirán sus metas, pues siempre mantendrán la cabeza baja y no se fijarán de lo increíble que tienen alrededor.
Dos tipos de personas.
Dos tipos de mantener una esperanza.
¿De qué lado estás?
Es tu elección

jueves, 14 de julio de 2011

Critica a "2012" (Por Raúl)

Anoche, a eso de la una y media de la madrugada terminé de ver una película que me costó tres lunas para acabarla. 2012. Ese es el título de ese filme.
Y qué decir de la peli. Quizás todos penséis que es de un tipo documental, de estos que ilustran con efectos de ordenador lo que en un futuro muy cercano le puede pasar a nuestra raza, lo que le puede pasar a nuestro querido y enfermo planeta, de estos que tienen entrevistas con los más prestigiados científicos, de estos que predicen el fin del mundo, pero no, no es de ese tipo. Es pura película.
Nos centramos en el año 2009 de nuestra era, donde un desconocido científico de la India descubre unas anomalías en la superficie solar. Unas explosiones (las más grandes de la historia) que son capaces de cambiar la corteza terrestre... Dos años más tarde, Jackson Curtis, un escritor extresado por su trabajo tratará de salvar a su familia empezando un viaje que le llevará aun lugar del planeta Tierra donde verá la cura de sus problemas y, posiblemente, el lugar para salvar la vida de su familia....
Roland Emirech nos sumerge en el año 2012, donde un cataclismo mundial acabará con la raza humana. Caracterizada por sus grandes efectos de ordenador donde se vislumbran catástrofes como la destrucción de la ciudad de Los Ángeles y su elevado presupuesto (más de 200 millones de euros), 2012 es un fiel reflejo de sus antecesoras, como "El día de mañana", "La guerra de los mundos" o "El día de la independencia", películas apocalípticas que suponen la destrucción de la raza humana y nosotros tendremos que luchar por evitar dicho desastre. Películas apocalípticas donde nuestro planeta sufre un severo castigo debido a nuestro "mal comportamiento" con el, ya sea catástrofes naturales o por invasión alienígena.
Con 2012 Emerich nos trae una una con la que no despegarnos de la pantalla, entretenida, impactante y adictiva, aunque con un poco de exageración catastrófica en la cual nos hace caer en la equivocación cuando pensamos en lo que nos puede ocurrir, ya que se basa sólo en una predicción maya que apunta el fin de nuestra era el 21 de Diciembre del año que viene por la alineación de los planetas con el Sol. Este hecho hace que el núcleo de La Tierra se caliente demasiado, por lo que nuestra corteza terrestre se caliente también y se "deshaga", por así decirlo, y una serie de terremotos submarinos produzcan olas de 8000 metros de altura.
No nos debemos engañar en este aspecto, ya que las posibilidades de que ocurra esto o cualquier otra desgracia el año próximo se reducen más que considerablemente.
En conclusión, el director alemán nos trae un trabajo con el que estar un rato olvidados del mundo, y pegados a la pantalla para saber cual será el final del filme. Una vez más, un director nos muestra y nos propone examen de conciencia para saber si estamos tratando lo suficientemente bien a nuestro planeta.
Si sí o si no, sólo aclarar esa cuestión él es capaz de hacerlo...

miércoles, 13 de julio de 2011

Suerte, de corazón (Por Nadia, dedicado a Belén)

Me ofrecí a llevarla en mi coche, no me importaba que el precio de la gasolina hubiese subido. Tan sólo quería la escusa de llevarla para pasar un poco más de tiempo a su lado.
Llegamos a la estación de autobuses antes de tiempo ya que el tráfico era escaso a esas horas de la mañana. Eran las ocho menos diez, aún lo recuerdo bien. Nos bajamos del coche, abrí el maletero y saqué las tres maletas. Ella se encargó de llevar dos; yo tan sólo pude coger una, no me dio otra opción.
Caminamos y entramos en una cafetería que había dentro de la estación. Yo la miraba y sabía con certeza que intentar disimular la pena y el dolor que reflejaban en esos instantes mis ojos oscuros sería imposible.
Ella me cogió de la mano sonriéndome, diciéndome que no iba a olvidarme jamás. Yo quería creerla, pero me dolía tanto que sus palabras no acababan de convencerme.
Sus ojos oscuros y grandes, su nariz pequeña y graciosa, su sentido del humor, su locura y sus ganas de vivir iban a desaparecer de mi vida, y yo tenía que hacerme a la idea.
Se iba. Se iba de la ciudad donde habíamos compartido nuestra infancia, posiblemente para no volver jamás. Pero tenía que irse a estudiar, debía continuar con su vida.
Yo me sentí egoísta, no quería perderla. No quería que desapareciese así, sin más. Pero yo sabía que era su destino, irse para estudiar una carrera en la cual triunfaría. También sabía que, un año más tarde, yo haría lo mismo. Pero era ella la que se iba primero.
Compartí tantos años de mi vida con ella, mi mejor amiga, que no podía hacerme a la idea de su marcha.
Las horas en la cafetería sirvieron para recordar viejos tiempos: resucitamos momentos indescriptibles, compartimos de nuevo esas risas que nos habían unido durante más de media vida, recordamos fiestas, viajes, frases que dijimos sin pensar. Por ello, las horas pasaron con mayor velocidad y su autobús llegó.
Metimos las maletas en el maletero del gran vehículo que me arrebataría a mi mejor amiga para siempre.
Tan vez viniera a visitarme en vacaciones, pero yo la quería todos los días de mi vida a sabiendas de que no podía ser así.
El conductor nos llamó la atención, pues no podíamos dejar de dedicarnos sencillas palabras. Las palabras más sencillas que dos personas pueden dedicarse. Las últimas palabras. Los últimos abrazos y besos en las mejillas mezclados con un salado sabor. El sabor de las lágrimas, aquellas que no pudimos aguantar.
En segundos, le dije lo mucho que la quería, le di las gracias por todo aquello que había hecho por mi. Le di las gracias por haberse quedado a mi lado bajo cualquier contexto. Le di las gracias, simplemente, por ser mi mejor amiga.
Le cogí de la mano, la presioné con fuerza y le deseé suerte de corazón. Ella sonrió, y me deseó exactamente lo mismo. Me soltó la mano, subiendo los peldaños del autobús. Con cada paso se llevaba los momentos más felices de mi vida, pero me alegré de que fuera así. Los mejores momentos de mi vida sólo podría conservarlos ella.
Se giró y me guiñó un ojo. Yo me eché hacia atrás, y las puertas del autobús se cerraron delante de mí.
No tardó en arrancar. El autobús desapareció, y con él mi sonrisa. Las lágrimas se hicieron más pesadas, pues estaba completamente sola. Ella se había ido, y entendí lo mucho que la quería. Lo mucho que ella había sido para mí. Tan sólo esperé que todo le fuese perfecto.
 
 
 
 
 
 
 
Sí, sabes que va por tí, Belén. Para cuando te vayas. Pero, realmente, seré feliz porque sé que tú lo serás también.
Posdata: Sólo vale soñar.

martes, 12 de julio de 2011

Besos (Por Raúl)

Probablemente una de las cosas que más nos gusten a todas las personas sean los besos. Sí. Esas cosas (porque no encuentro otro nombre que darle) que se dan con los labios, la nariz, las orejas y con un montón de partes del cuerpo. Esas cosas que desatan pasión, desatan ternura, desatan alegría, desatan apoyo, desatan tristeza, desatan amistad, desatan noviazgos, desatan humanidad. Esas cosas que nos hacen falta en los momentos de más sufrimiento, cuando más necesitamos un apoyo. Esos momentos en los que la moral está por los suelos y uno no es capaz de recuperarse por sí mismo. En estas circunstancias tan dificiles son necesarios los besos. Quizás un beso no cure tu tristeza o depresión, pero será un gran apoyo para el futuro y te ayudará a recuperarte mejor que sin él. Porque un simple beso acompañado de un largo y apasionante abrazo lo necesitamos todos cuando las cosas no están del todo bien. Y entonces el llanto será nuestro gran aliado para desahogarnos. Una mezcla para superar la maldad: beso, abrazo y llanto.
Pero no sólo en los momentos que más duelen aparecen los besos. Siempre que ves a esa persona tan especial en tu vida deseas engancharlo o engancharla para acercar tus labios a su cara y regalarle ese beso tan especial para ti. Ese beso que lleva incrustada una ternura sin límites. Ese beso que es capaz de levantar una alegría tan inmensa que podríamos hacer felices a miles de millones de niños que lo están pasando demasiado mal. En aquellos momentos de la más grande de las alegrías los besos sientan como un respiro.
Besos,
Esas cosas que nos gustan tanto, donde se observan derroches de apoyo y alegría.
Besos.
Porque todos, alguna vez en nuestra vida, hemos necesitado algún beso.

lunes, 11 de julio de 2011

Un reflejo de la realidad. (Por Nadia)

Joana tenía unas fantásticas amigas, de esas que sabes que durarán eternamente, hasta que te demuestran lo contrario.
Pasaron años juntas, y llegaron más unidas que nunca al instituto. Con el paso de los días la relación se fortalecía más: ninguna salía de casa sin llamar a todas las demás; nadie era capaz de hacer planes sin tener en cuenta a las restantes..., eran, literalmente, hermanas.
El paso del tiempo trae cambios consigo. Cambios agradables, y cambios dolorosos, como la llegada de los hombres.
Cada una tenía a un chico fichado, por así decirlo, lo cual hacía las conversaciones más interesantes ya que el tema de los hombres no cesaba.
Salvo Joana.
Joana era una chica normal como todas las demás, pero pensaba que habían cosas más importantes por las que luchar a parte de los hombres, aunque charlaba divertidamente con sus amigas sobre éstos.
Pasaron meses, o quizá años, porque para ella fueron eternos, cuando empezó a suceder: la gripe se había propagado en el grupo.
Elena había empezado a salir con Lucas y apenas se la veía por la calle, aunque tampoco en su casa; Sara estaba tonteando exageradamente con Mario, por lo que su tema de conversación no era otro, y rara vez preguntaba por los asuntos de las demás; Mercedes había entablado una relación con Sergio, el matón del instituto, y a éste no le hacía mucha gracia ver a su novia con las demás, porque pensaba que eran una mala influencia para Mercedes. Ella no opuso resistencia y se quedó a su lado.
Joana se había quedado sola sin poder evitarlo. No sabía con quién hablar, a quién recurrir. No tenía ni idea de qué debía hacer en semejante hecho.
Así que se limitó a intentar revivir de nuevo esa preciosa amistad que un día todas compartieron. Fue un intento en vano, nadie mostró interés por recuperar aquellos lazos que, hace no tanto tiempo, parecían irrompibles.
Joana se sintió sola, despreciada, marginada.
No tenía ganas de salir de casa, ni de comer. Apenas hablaba con nadie. Se limitaba a ver pasar los minutos ante ella sin apenas pestañear.
 
 





Supongo que Joana se recuperó, quién sabe.
Sólo sé que, cuando una persona merece la pena, te lo demuestra, simplemente, con quedarse a tu lado en lo bueno y en lo malo.
Porque quedarse en los momentos divertidos y bonitos es muy fácil. Pero, ¿quién se queda en los malos?
PD: Solo vale soñar.

sábado, 9 de julio de 2011

Un brillo en la mirada. (Por Nadia)

En un mundo tan imperfecto e injusto como éste, es difícil encontrar a personas que intentan cambiarlo. Que se preocupan por mejorar, por ser todo lo contrario. Es complejo cruzarte con una, pero cuando lo haces...es imposible dejarla escapar.
Hay penurias, injusticias, muertes, horror, guerras, hambre, violencia. Llegamos a un punto en el que parece que nada cambiará jamás, que todo es triste. Que la vida es un bucle de tragedias mezcladas con infelicidades del cual no podremos salir nunca. Pero no es así.
Si no hubiesen malos momentos, tampoco habrían buenos, ¿no creen?


Y, de repente, llega sin avisar una persona que, aunque no sea capaz de cambiar el mundo, cambia tu vida.
Su simpatía te hace sonreír día tras día. Sólo deseas estar a su lado, porque sabes con certeza de que nada será malo si estás con él/ella.
El tiempo pasa con más rapidez cuando estáis juntos, todo te sonríe y, si algo va mal, sabes que intentará cambiar de cualquier modo tu más absurda preocupación para dibujarte una sonrisa en la cara. Eso te hace sentir especial, te hace sentir de una manera inexplicable, porque la sensación de estar sentada en una nube de algodón recorre todo tu cuerpo. Tan sólo una mirada suya, un roce, una palabra o incluso un gesto te tranquiliza.
Estar en los momentos felices es muy fácil. Es fácil disfrutar de ellos, pero¿quién es el que realmente se queda en los peores momentos de nuestras vidas? Exacto. Esa persona tan especial, tan importante en nuestra vida, estará allí bajo cualquier concepto. Aunque le resulte imposible, aunque para él/ella sea verdaderamente complicado, se quedará a nuestro lado las veinticuatro horas del día. No importan los días, jamás te replicará nada. ¿Por qué? Porque la gente humilde, la gente buena de corazón lo hace. Lo hace sin más. Sin importancia, sin interés. Lo hace, simplemente, para sentirse bien pero, sobre todo, para hacernos sentir bien a nosotros. Porque nada más importa.
Háganme caso. Cojan a esa persona de la mano con fuerza y no la dejen escapar jamás. Porque hay gente buena y gente mala, sólo hay que saber buscar. En realidad, sólo hay que saber ser una buena persona.
Ésas tienen un brillo en la mirada.


A todas aquellas personas que se preocupan más por la felicidad de la gente a la que quieren que por la suya propia; a todos aquellos que están a mi lado, día y noche, cuando estoy bien y cuando estoy mal; a todos los que me hacen sonreír sin motivo aparente; a todos los que me enseñaron a llorar también en los buenos momentos, a llorar de felicidad, de alegría; pero, sobretodo, a los que me han enseñado a amar por encima de cualquier otra cosa, con los que he aprendido a querer muchísimo más de lo que jamás había imaginado...les doy las gracias.

En especial, gracias a mis amigas y a mi cenutrio.

jueves, 7 de julio de 2011

Sólo queda recordar... (Por Raúl)

¿Nunca habéis pensado en lo corta que puede llegar a ser una vida? Pensadlo. Pensar en el momento en el que llegasteis al mundo, aunque sólo sea al ver las fotos y videos de cuando érais pequeños y os divertíais al tan sólo observar una hormiga, jugar con el barro o meceros en el columpio. Pensad en vuestro primer cumpleaños. En el quinto, cuando recibisteis ese primer triciclo, muñeca o consola, lo que sea, con tal de ser felices. Pensad en vuestro primer examen, en vuestro primer amigo, la primera vez que tocasteis un balón, el primer beso, la primera caricia, el primer "te quiero", el primer llanto, vuestro primer disfraz, vuestro primer enfado, vuestro primer libro, vuestra primera película, vuestro primer sueldo, vuestro primer amor.
Ahora pensad y reflexionad: éstas son páginas ya pasadas del libro de la vida, que no volveremos a leer, aunque queramos. Sólo podremos recordad y pensad cómo eran, como han sido, pero no tendremos oportunidad de reabrir el libro por esas páginas. Ójala pudiéramos darle a rebovinar, y luego darle al play para poder revivir momentos felices, o retroceder para cambiar los malos. Pero no es posible. Hay que seguir leyendo. No hay tiempo que perder.
Y seguimos. Despacio. Sin prisa pero sin pausa. Hemos llegado a los capítulos amorosos. Aquellas miradas; aquellos besos; aquellas caricias; aquellos "te quiero"; aquellas agarraduras de mano; aquellos momentos con ella o él. Pero ya lo hemos leído. No podemos volver atrás. Sólo queda recordar. Seguimos leyendo.
Llegan los malos momentos. Aunque no nos guste seguir, hay que continuar leyendo. No podemos parar, viendo como una lágrima cae en la página y la curvatura de nuestros labios se mueve lentamente hacia abajo. Un deseo de no continuar nos envuelve, el sufrimiento aparece tras cada página. Pero no podemos parar.
Han pasado los momentos malos. Llegamos al ecuador del libro. Ves que una persona ahora vive junto a ti. Un acompañante está contigo, para lo bueno y para lo malo. Observas que llegó a tu vida cuando menos te lo esperabas, o puede que ya conocieses a esa persona desde hace tiempo. Lo importante es que ahora estáis juntos, que vives los mejores momentos de tu vida con ella. Más tarde, un nuevo compañero se os une. Es muy pequeño, pero increíble ya que vino al mundo hace muy poco. Poco a poco las páginas se van acabando...
Pero hay que seguir leyendo. No podemos parar.
Ves que tu pequeño acompañante se hace mayor. Ves que deja aquellos juegos de pelota para coger los de consola. Ves que cada día sale más. Ves cómo deja los juguetes para pensar en chicas/os. Y ves cómo decide, un día, irse. Dejas el trabajo, ya no es lo tuyo. En tu cara proliferan las arrugas de la madurez y tu cuerpo ya no es el mismo que en las primeras páginas cuando estaba preparado para aguantar ante la adversidad. Ya queda menos para el final...
Las últimas páginas están arrugadas y la soledad llama a tu puerta. Ves que tu primer acompañante, tras una vida junto a ti, te abandona. Un gran peso recae sobre ti. No esperabas este mazazo tan grande. No te lo crees. Ahora estas sólo. Pero hay que seguir leyendo. No puedes volver atrás.
El último capítulo se planta ante ti. Lees despacio, intentando aprovechar las últimas páginas, saborearlas; pero poco a poco llega el final y no puedes evitarlo. Tratas de apartar la vista, pero te ves incapaz; ya es tarde.
No puedes seguir leyendo. La luz se apaga...
Sólo queda recordar...

miércoles, 6 de julio de 2011

Hoy, hoy, hoy, hoy. (Por Nadia)

Hoy he estado paseando con mis amigas. Todo normal, la misma rutina de siempre. Algún intercambio de palabras, risas y bromas.
Pero hoy, en distintos lugares, han ocurrido demasiadas cosas. Han nacido niños: algunos, sanos; otros, enfermos, débiles o incluso han nacido muertos.
Hoy, algunas personas han empezado una vida juntos. Han empezado con ganas, deseosos de permanecer unidos para siempre. Han habido bodas, citas, paseos por el parque. También han habido divorcios, peleas. Hoy, muchísimas personas han decidido abandonar, romper para siempre con la relación establecida. Han habido lágrimas derramadas, llantos imposibles de consolar, odio.
Hoy han habido nacimientos, sí. Pero también muertes. Hoy, miles de personas han muerto víctimas de una enfermedad incurable. Víctimas del maltrato de género se han despedido hoy, y para siempre, de la vida que nosotros estamos disfrutando justo ahora. Personas armadas han acabado hoy con miles de vidas: en los campos de guerra, en atracos.
Hoy muchísima gente está disfrutando de la compañía y la amistad de personas que realmente sí merecen la pena. Pero hay, sin embargo, millones de personas que sufren acoso escolar, y guardan silencio intentando esquivar ese tormento que no les deja respirar con facilidad, prometiéndose que mañana será otro día, un día en el que todo será mucho más fácil, aunque saben con total certeza que no será así hasta que no alcen la voz.
Ahora mismo, muchas familias están desperdiciando comida y dinero. Son muchísimas las personas las que, hoy, no se preocupan por nada. La suerte y la fortuna sonríen a una multitud elevada, prometiéndoles la gloria asegurada en este mundo.
Por el contrario, son muchas más las que sufren, las que mueren de hambre. Las que luchan por encontrar algo mejor, algo digno. Las que pelean por llevarse un trozo de pan a la boca. Las que hacen lo imposible por alimentar a sus familias.
En este momento, es poca la gente que tiene trabajo y puede llevar un sueldo a casa, y mucha la que busca debajo de las piedras una oportunidad para salir de la oscuridad que les envuelve y amenaza con no irse jamás.
Hoy, millones de personas han salido a las carreteras en busca de su destino vacacional, pero no son todas las que han podido llegar. Hay también personas que han recibido con ilusión y afecto a un individuo de la familia que se quedará durante algunos días en casa. Otras, en cambio, han recibido una espantosa llamada: la persona a la que estaban esperando no llegará, y han tenido que dejarlo todo para ir al hospital, donde podrá salvarse o morir.
Hay niños que ríen de alegría y otros que lloran. Hay personas que se aman, y personas que se odian.
Hay felicidad, sonrisas, pero también hay guerras, hambre y sufrimiento. Hay banderas que nos separan, que forman líneas imaginarias, las cuales siempre señalizarán nuestra desigualdad. Hay hechos históricos que nadie puede ni podrá borrar, y nos recuerdan que el mundo no es justo. Nos recuerdan que está lleno de racismo, de guerras, de movimientos políticos innecesarios.
Pero, afortunadamente, también hay gente que lucha contra esto. Gente solidaria, gente que realmente cree que todos somos iguales, independientemente de nuestro color, raza o cultura. Gente que hace que el mundo sea un sitio un poco mejor, un poco más humanitario.
Hay llanto y risas; dolor y alegría; amor y desamor; nacimiento y muerte.
Hoy no ha pasado nada; sin embargo, ha pasado Todo.

Posdata: Sólo vale soñar.

martes, 5 de julio de 2011

Un poco de motivación (Por Raúl)

Hoy dedicaré la que será mi sexta entrada de este blog a un tema que me atrae desde muy pequeño, la motivación. Ser capaces de hablar, de expresarte de tal forma que puedas hacer sentir a un grupo de personas que están a tu alrededor que una situación no está perdida, que nuestro cuerpo es capaz de sobreponerse ante las adversidades y golpear igual o más fuerte que lo ha hecho ese enemigo al que llamamos miedo.
Unas simples palabras pueden ser las causantes de poner en la mente de esas personas que están junto a ti unas ideas para tratar de cambiar el mundo, concienzarlas de que hay una salida ante la depresión o hacerles ver que siempre tendrán ayuda ante un problema y que muchas otras personas están en peor estado que ellas.
Un discurso siempre va de más a menos. Esa es la mejor forma de conseguir que esas personas que están delante de ti se den cuenta de lo que les hablas, de que se conciencien. Esas personas siempre empiezan esa charla como si no les interesase, como si el tema del que les fueran a hablar no fuese con ellos. Pero poco a poco se van dando cuenta de su error.  El tema es mucho más interesante de lo que pensaban. Muchos de ellos se dan la vuelta hacia el locutor para oírlo detenidamente. Los murmullos que se oían al principio han desaparecido y en el aire hay un clima de tensión. De repente las caras se vuelven serias y ninguno de ellos habla. Están interesados. Y poco a poco el locutor va alzando el tono de su voz, y poco a poco las personas que le rodean le contestan con gritos de que es posible, Y lo que antes era seriedad ahora se convierte en alegría, en diversión. Como si ya estuviera preparad, los oyentes se callan y el personaje que da la charla realiza su última conclusión. Y acaba. Se levanta los aplausos, y con ellos esas personas que no se creen lo que acaban de vivir. Al terminar el discurso todo son felicitaciones al hablante.
Y ahí termina el discurso. Un discurso en el que las palabras y el locutor han sido capaces de cambiar las ideas de un grupo de personas que se van con aires renovados y dispuestos a afrontar una nueva etapa en su vida.
Y ésto es la motivación chicos. Un discurso en el que un señor se expresa de tal forma que hace que las personas que están pendientes de escucharle sean uno en la sala. Porque de eso se trata.
Hacer que varios seres humanos se den cuenta de lo que les diferencia de los animales: su humanidad.
Un discurso para soñar...

lunes, 4 de julio de 2011

Volveré pronto. (Por Nadia)

Carla coge las llaves y se las guarda sin cuidado alguno en el bolsillo de la chaqueta. Antes de salir por la puerta principal de su casa, se mira detenidamente en el espejo y se sonríe a sí misma. Abre la puerta emitiendo un sonoro ruido, y se despide de su madre.

-¡No vuelvas tarde!- le dice ella, preocupada- Y ten cuidado.
-¡Adiós mamá, volveré pronto!- le contesta, en un tono de voz despreocupado.

Baja las escaleras a trompicones, con ganas de respirar el aire de la ciudad. Ha quedado con sus amigos. Aún no sabe si irán a un bar cualquiera para beber y disfrutar de una noche más, o si decidirán coger las motos para visitar la ciudad de al lado. Realmente eso no le preocupa.
Llega a la plaza mayor un poco antes de lo acordado, y decide acercarse a un banco que parece estar colocado en ese lugar sólo para ella. Son unos escasos minutos los que pasan tras la aparición de Miguel, su novio.
Se saludan con un beso que desprende miles de sentimientos, y se sonríen. Intercambian unas palabras, y Miguel la convence para escaparse aunque ello conlleve el hecho de dejar plantados a los demás, pero nada les importa. No quieren nada más que perderse enmedio de cualquier lugar. Así que lo hacen.
Carla agarra con suavidad la mano de él, y echa a correr.
El frío aire les golpea en la cara, despeinándolos. Ríen sin parar de correr. La gente les observa de manera divertida, contempla cómo dos enamorados disfrutan de una noche que, para muchos de ellos, será una noche más. Una noche aburrida, triste o sin sentido. Una noche que tendrán que vivir obligadamente, les apetezca o no.
Miguel va perdiendo rapidez, y señala una moto gris con el dedo índice. Mira a su novia divertido, ofreciéndole un dulce paseo. Ella acepta divertida.
Se acercan al vehículo, y ella se monta sin parar de reír. Pero nota algo en él.
Cuando Miguel le ofrece su único casco, ella huele el olor que él desprende, intentando reconocerlo. No, no es exactamente su colonia. Es algo más, es una mezcla de su perfume y de...
Carla le mira sorprendida, devolviéndole el casco.

-¿Cómo vas a conducir? Has bebido.
Miguel le devuelve la mirada, sonriendo levemente.

-No he bebido. Sólo ha sido una cerveza.
-¿Sólo una?-Vuelve a acercarse a él, inhalando un desagradable olor- Yo creo que ha sido mucho más que eso.
-¿Piensas que me puedes controlar?-El tono de voz que Miguel emplea hace que a Carla se le cree un insoportable nudo en el estómago.-O vienes conmigo, o me voy sin tí.
-No puedes conducir así...
-¿No confías en mí? ¿Qué clase de relación es esta?-Miguel le quita el casco con brusquedad, mirándola con desprecio.- Si ya no confías en mí, lo mejor es que pires. Largo.
-Confío en tí, pero Miguel...
-Póntelo.

Carla le dedica una violenta mirada, pero se limita a emitir un indignado suspiro. No quiere pelear con él, y menos si está afectado por el alcohol, por mínimo que sea el efecto que éste le produzca. Poniéndose el casco, se agarra con fuerza a él.
Miguel arranca a una velocidad exagerada, y ella empieza a tener miedo. Lo peor está por llegar.
Él acelera cada vez más, la moto parece estallar. El sonido es casi insoportable, Carla siente que los tímpanos le explotarán en cualquier momento. Empieza a adelantar a cientos de coches; tantos, que ella pierde la cuenta.
Carla sabe que el pánico se está apoderando de ella, de su voz, de sus movimientos, de su cuerpo. Y, intentándolo de mil maneras diferentes, empieza a gritarle.

-¡Para, para! ¡Miguel, para la moto, eres un imbécil!- Le da golpes en la espalda, sin parar de gritar.-¡Vamos a matarnos, para!

Las lágrimas se apoderan de su rostro. La garganta le arde, le pica, pero no se da por vencida. Continúa gritándole, pero lo único que recibe son las incesantes carcajadas de Miguel.

Un poco después, todo pasa demasiado rápido.

Un coche de frente.

Un chirrido.

Un golpe casi ensordecedor.

Dos cuerpos cayendo al suelo.

Un casco desapareciendo en la oscuridad de la noche.

Una llamada que cambiará más de una vida:
"¿Es familiar de la víctima? Venga al hospital. Sí, un accidente de tráfico"
 
 
 
Una vez más, os diré que esto no es real. Pero tampoco ficción.
Miles de personas mueren día a día en nuestras carreteras, ya sea por hacer alguna que otra tontería o por un descuido.
Tan sólo me gustaría decir que, salir a la carretera, no es ningún juego. Hay que salir y, por tanto, hay que llegar a nuestro destino.
Estando en época de vacaciones, quiero aprovechar para decir a todos aquellos que se vayan de viaje o, simplemente, vayan a coger un vehículo, que tengan cuidado. Que esto no es ningún juego. Que cualquier descuido podría provocar el infierno más insufrible. Que pensemos en los miles de riesgos que podemos tener.
Pero, para mí, lo más importante es el hecho de una llamada. De esa maldita llamada que te cambia toda la vida. La llamada que informa de que alguien a quien tú quieres está en serio peligro. De hecho, esa llamada podría ser para algún familiar tuyo.
Por favor, nada de alcohol en las carreteras, nada de tonterías. Las tonterías podemos cometerlas fuera de un vehículo, pero nunca dentro.
¡PORQUE NO HAY NADA MÁS BONITO QUE APRECIAR UNA VIDA, Y DISFRUTARLA AL MÁXIMO, PERO CON CUIDADO!
Posdata: Sólo vale soñar.

sábado, 2 de julio de 2011

Amor, la palabra más preciada (por Raúl)

Jueves. 15: 35 de la tarde. Acabo de llegar del instituto. Faltan dos semanas para acabar el curso. Llamo al timbre de mi casa y me contesta mi madre. Me abre. Llego a mi hogar y la saludo con un beso en la mejilla. Me dirijo a mi habitación y pongo la mochila en la esquina de mi habitación. Encuentro a mi hermana en el ordenador, por lo que la dejo sola. Me siento en el sillón y observo la televisión, pero sin mirarla. Una duda me envuelve por dentro desde hace unos días. Cuando me dispongo a planteármela, oigo la voz de mi madre que nos avisa que la comida está lista. La cocina nos espera para poder deleitarnos con los alimentos. Como distante, en un mundo que no es el mío. Termino el primero. No he comido nada, por lo que mi madre me pregunta si me pasa algo. Yo le digo que no, que únicamente es que no tengo hambre. Dejo la cocina para adentrarme en el pasillo y, posteriormente, a mi habitación. Cierro la puerta y me siento en la silla. El ordenador ya está enchufado, así que pongo mi contraseña y accedo a mi cuenta de usuario. Voy directo a poner música. La música. Con ella es con la que mejor pienso y me da el más acertado consejo de lo que debo hacer. Ahora sí. Pienso...

"A ver Raúl, cuanto hace que la conoces, dos años o por ahí, ¿no? Sí. Pero es que no se... últimamente la veo tan cariñosa conmigo, y claro, yo le sigo la corriente. Creo que le estoy empezando a coger cariño. Yo le busco, pero es que ella hace excactamente lo mismo, ella trata de hablarme, y trato de contestarle... no se lo que hacer, estoy muy indeciso.... A ver, cuando llega la hora de que sentemos juntos en clase, me pongo feliz, no se, esa hora es la mejor para mí. Cuando estoy a su lado y me pongo a charlar con ella sobre que tal le han ido los exámenes de ayer o de esta misma mañana, o de lo loca que está la profesora de inglés, el tiempo se me pasa volando, como si no me enterase. Puede que me esté empezando a gustar, o no se, simplemente sea que le he cogido cariño, o nada, puede que no sienta nada por ella,no... si que sientes algo por ella Raúl, no seas tonto, joder. Pero lo que no se es que si ella siente algo por mí, porque es que a veces ella quiere estar conmigo, me hace cosas para que no la ignore, pero otras está muy seria, demasiada, está como distante... le quiero hacer ver que ella es algo más en mi vida, tienes que lanzarte Raúl, no tendrás todo el tiempo del mundo... el año que viene ella se irá por letras... tu te quedarás en ciencias... algo tendré que hacer. Tranquilo aún te quedan dos semanas. Ya, pero el tiempo se pasa muy rápido, y no quiero cometer los errores del pasado. Es que cuando estoy con ella me lo paso tan bien, es increíble que alguien pueda fijarse tanto en mí... y es que encima es tan simpática, es tan agradable, me habla tan bien, me trata de lo mejor, siempre acepta mi ayuda, y yo siempre se la ofrezco, es tan graciosa, y tan loca... jaja,...Raúl...., no se lo que hacer, creo definitivamente siento algo por ella....Raúl..., pero y si me lanzo y me rechaza, tengo miedo a eso, a que no me haya elegido a mí...Raúl...., puff, dios mio, mi cabeza...¡¡RAÚL!!"

Es mi madre, que me estaba llamando. Yo estaba enbovado, demasiado quizás. Ella viene a regañarme porque no le contestaba. Le digo que lo siento. Mientras yo, sigo pensando en lo mío...

viernes, 1 de julio de 2011

Ánimo. (Por Nadia)

MI HIJO ES UN ABSOLUTO DESCONOCIDO PARA MÍ.
Hijo mío, soy Pedro: tu padre.
No sé muy bien qué edad tendrás cuando tu madre te enseñe esta carta, supongo que serás mayor y valiente, como ella. Porque el mundo no te ha dado otra opción, tu obligación era nacer, y ser valiente. Jamás has recibido un abrazo de un padre y no sabes cuánto lo siento. El cáncer es más fuerte que yo y, en este preciso momento, me está arrebatando la vida. A duras penas logro escribir estos renglones.
Ahora mismo es de noche, y la luz de la luna me ayuda a escribirte estas líneas. Todavía no has nacido, y dudo que pueda llegar a verte. Aunque lo consiga, no me quedaré durante mucho tiempo. Tú no sabrás quién soy. No sabrás que soy tu padre, que te quiero. Lo más seguro es que jamás me llegues a echar de menos porque nunca llegarás a conocerme. Es curioso: yo ya he empezado a quererte y a echarte de menos al mismo tiempo.
Ver a tu madre es lo único que logra hacerme sonreír, porque sé que tú estás dentro de ella, deseando salir al exterior. Deberías ver a tu madre, está preciosa. El embarazo le ha devuelto la sonrisa, y le ha devuelto el color primaveral a sus dulces mejillas. Ella está siendo fuerte. Intenta hacerse a la idea de que, tarde o temprano, tendrá que hacerle frente al mundo sola, porque sabe que dentro de unos meses, o tal vez días, ya no estaré a su lado. Sabe que me rendiré, que me dejaré acunar por los fríos brazo de la muerte.
Me iré, pero jamás os abandonaré. Siempre cuidaré de vosotros desde la distancia, porque no importa dónde esté: siempre me tendréis cerca.
Hijo, yo me he cansado de luchar. Me he rendido ante el cáncer. No me culpes, por favor. Esta enfermedad me está torturando, es insufrible. He tenido mala suerte, para mí ya es demasiado tarde. De nada me sirve volver a alzar las armas, de nada sirve que alce la voz ni tampoco me ayudaría quejarme de lo injusta que ha sido la vida conmigo. No tengo ni fe ni esperanza.
Prométeme, en cambio, que tú sí que lucharás, que serás fuerte. Prométeme que te protegerás, y protegerás a mamá como yo lo estaré haciendo hasta el final de mis días.
Sé que, aunque hayas sufrido mi ausencia, serás feliz. Sólo quiero saber que tendrás una vida perfecta pero, sobretodo, que no dejarás de sonreír jamás.
Por último, quiero que sepas que lo daría absolutamente todo con tal de pasar un solo segundo de mi vida a tu lado.
Sé feliz. Te quiero.
 
No. Esta carta no es real, es sólo ficción mía. Pero desgraciadamente sí es una carta verosímil, que podría existir perfectamente.
Con esto tan sólo quiero intentar llegar a todas aquellas personas que hoy, en estos mismos instantes, están luchando entre la vida y la muerte, y a las que están alrededor, sufriendo.
Las enfermedades son injustas e imprevisibles. Te quitan lentamente a cualquier ser querido, nunca esperas que ocurra, pero ocurre. Aparecen sin avisar, aparecen sin más. Actúan y apenas nos dan tiempo a reaccionar.
Los días pasan a una lentitud insoportable. Llegas a pensar que todo está perdido, que la enfermedad ganará la batalla y que se llevará consigo a esa persona, o incluso a tí. Ya sea el cáncer u otra enfermedad, cambia una vida por completo. Y no sólo una. Hoy en día, cambian millones de vidas en todo el mundo.
No podemos escondernos de ellas, es imposible conseguirlo.
Ahora bien, mi mensaje es éste:
No llores, no te quedes ahí parado. No puedes rendirte, debes luchar por todo aquello que te pertenece. Lucha por tu felicidad, lucha porque tu sonrisa no desaparezca jamás, ni en la más oscura tormenta deberá perderse. Lucha por tu vida, por la vida que consideras perdida...Debes saber que aún la tienes en tus manos y, aunque hayan imperfecciones que no puedas arreglar, siempre habrá una manera para seguir adelante. Acepta la ayuda, no te apartes de nada ni de nadie, porque no estás solo. No importa si la persona que tiene esa horrible enfermedad eres tú, o alguien importante para tí: Debes parar de llorar. Debes dar un paso hacia delante. Debes disfrutar al máximo de la vida, porque, aunque parezca injusto o incluso infantil, no hay más que una. Hay que vivir, y si la vida decide llenar tu camino de baches, coge impulso para saltarlos y dejarlos atrás. Ánimo, de corazón.

Posdata: Sólo vale soñar.