Gente que nos lee

miércoles, 12 de octubre de 2011

Tu mundo.




Como una muñequita de trapo, sin una mísera alma que la acompañe a cualquier parte.
Como la media sonrisa de la Gioconda, como un mar sin agua. Como una canción sin música, a excepción de la bendita creación de Espronceda.
Sin un motivo por el que sonreír, sin una motivación para seguir adelante, caminando, sin detenerse. Como un GPS que no sabe si la dirección que está tomando es la más adecuada. Como la poesía concebida como un lujo para Gabriel Celaya quien, indignado, manifiesta su opinión en un perfecto poema.
Como un niño sin juguetes, sin el sonido de las risas a su alrededor. Como una infancia sin alguna que otra cicatriz en la rodilla derecha.
Te sientes así, porque lo más importante de tu vida se ha ido, te ha dejado de lado sin explicación alguna. Se ha ido, y con esa certeza de saber que jamás volverá a ser lo que fue una vez debes caminar, seguir por ese camino que algún día pareció acogedor e incluso bonito. Y, con la cabeza agachada, intentas no pensar en él, en lo que pasasteis juntos, en todo lo que vivisteis, en todo lo que le querías. Pero no te detienes, piensas mientras tus piernas siguen por ese camino lleno de escarcha, de momentos inolvidables que hoy ya no existen, esos que el viento se llevó, los mismos que el mar se tragó y no piensa devolver jamás.
Te sientes imbécil, no puedes hacer nada por agarrarte a esa persona y gritarle que no se vaya, que no te deje. Que se quede contigo porque es lo que más deseas en la vida...compartirla con él. Pero, ¡qué más da! Ha decidido por los dos, jamás volverá.
Con el tiempo, lo vas asimilando. Tu gente te anima, te ayuda a seguir en pie, te levanta cuando te tropiezas, pero eso no te sirve. Le necesitas, sabes que es así...pero jamás, nunca, nunca más volverá a estar a tu lado. Quizá te salude, comparta contigo un refresco mientras habléis, mientras os preguntéis qué tal os va la vida. Y no te dirá que ha encontrado a otra persona, pero sin duda la encontrará...y te sentirás morir, sin fuerzas ni siquiera para respirar. Intentas ser como la canción de Maná...intentarás vivir sin aire, lo desearás...o desearás no vivir. Pero el mundo continúa y parece que no se ha dado cuenta de tu desgracia. Entonces, sólo entonces, en medio de la lluvia que no cesa, aparece esa persona con un paraguas repleto de colorines que te ayuda a salir del pozo sin fondo, y te enseña el camino de la libertad.



Tu camino.






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