Gente que nos lee

lunes, 1 de agosto de 2011

Sólo vale soñar, y nunca mejor dicho. (Por Nadia)

Como dijo Ramón de Campoamor, "No rechaces tus sueños. ¿Sin la ilusión, el mundo qué sería?".

¿Qué sería de él? Un mundo sin sueños es como un mar sin agua, una persona sin identidad, un libro sin páginas.
Nuestro mundo está moldeado según nuestros gustos, placeres, felicidades y deseos. Porque somos seres humanos, y deseamos tener aquellas cosas que no están a nuestro alcance, lo queramos así o no. Y, aunque no queramos, somos esclavos de nuestros sueños y deseos.

¿Quién no ha soñado con encontrar a su media naranaja? ¿Quién no ha querido tener ése juguete innovador que tantas veces salió anunciado en nuestro televisor?
¿Quién es capaz de decirme que jamás se ha ido a la cama pensando en ese sueño, en esa meta inalcanzable? Personas habrán querido ser cantantes, bailarinas, famosas, adineradas, más bellas de lo que normalmente son. Muchas otras habrán soñado con ese beso perfecto, de película; con ese futuro brillante, en aquella universidad tan importante; con tres hijos correteando por el inmenso jardín que rodea esa preciosa casa azul celeste.


Queramos o no, sueños invaden nuestras vidas y, en ocasiones, nos pasamos el día soñando. Y aunque eso no sea del todo correcto, no podemos hacer desaparecer la ilusión de pensar en cosas que serán prácticamente imposibles de conseguir; sin embargo, pueden alcanzarse.


Pero, pensándolo mejor: Si cumplimos un sueño, se convierte en una realidad y, dicho así, no suena tan mágico, ¿no creen?
Así es, la palabra sueño nos hace sentirnos un poco más grandes de lo que realmente somos, y nos damos cuenta con sólo pronunciarla.


Dejemos que los sueños sigan siendo sueños. O yo, al menos, lo haré así.
Posdata: Sólo vale soñar, y nunca mejor dicho.

No hay comentarios:

Publicar un comentario