Gente que nos lee

domingo, 17 de julio de 2011

Esperanza desvanecida (Por Raúl)

Quizás una de las cosas que peor me gusten de esta vida sea perder la esperanza.
Esa situación en la que uno piensa que el reto ya no es posible, que la incapacidad por hacer o realizar un cosa se desvanece por momentos y que la circunstancia por la que se lucha está perdida.
Hay gente que cree que la esperanza es lo último que se pierde, que mientras haya vida hay esperanza, pero hemos de remontarnos a la realidad, decirle a esa gente tan optimista que no pueden estar con el mismo guión eternamente, que algún día se llevarán un desencuentro.
Pero no podemos obligarles a hacer aquello que no quieran.
Cada uno es dueño de su destino y decide qué hacer, cómo y donde según él o ella vea conveniente. Tienen todo el derecho del mundo, al igual que lo tenemos tú y yo, a pensar que es posible, a creer.
Según algunos esa es la forma de ganar. Y llevan un poco de razón, ya que en algunos casos, estar seguros de conseguir esa meta nos puede llevar a conseguirla. Aunque sea un poco complicado y desvaratado, pero si ponemos toda la fe del mundo y empeñamos nuestro esfuerzo en construir aquellos por lo que luchamos, dicen estas personas, se conseguirás las cosas más difíciles que podamos imaginar.
Por otro bando están los menos optimistas, aquellas personas más pesimistas que piensan que todo les va a salir mal, que la suerte nunca les estará de su lado. Éstos cavilan sobre un futuro incierto, en el que nunca obtendrán aquello que sueñan ni conseguirán sus metas, pues siempre mantendrán la cabeza baja y no se fijarán de lo increíble que tienen alrededor.
Dos tipos de personas.
Dos tipos de mantener una esperanza.
¿De qué lado estás?
Es tu elección

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